Uno de los aspectos fundamentales en la vida de un hipertenso es la dieta, es por ello que se ha de tener especial atención en la alimentación y en cómo nos afecta.
Es habitual que a los pacientes hipertensos se les aconseje el consumo de hortalizas, productos lácteos desnatados, fibra dietética y soluble, cereales integrales y proteínas de origen vegetal, con menos contenido en grasas saturadas y colesterol. También es recomendable la fruta fresca, aunque con cierta precaución en pacientes con sobrepeso, pues en algunos casos su alto contenido en hidratos de carbono puede favorecer el aumento de peso. Se recomienda a los pacientes con hipertensión arterial el consumo de pescado al menos dos veces por semana y 300-400 g/día de frutas y verduras. La leche de soja parece que reduce la presión arterial, comparada con la leche desnatada de vaca. Los ajustes de la dieta deben ir acompañados de otros cambios en el estilo de vida.
La dieta de tipo mediterráneo ha despertado gran interés en los últimos años. Una serie de estudios han comunicado el efecto cardioprotector de la dieta mediterránea.